viernes, marzo 28, 2008

Podría rebuznarte. Él y yo.



Uno tan tranquilo. Con su vida planificada. Siendo diferente, asumiéndolo sin pretenderlo. En peligro de extinción y encima blanco entre congéneres de colores pardos y oscuros; en un lugar donde lo que se lleva precisamente son los tonos pardos y oscuros. Preocupándose lo justo para aprovechar el momento que vive. Alimentándose de forma sana con hierbas y verduras casuales sin saber que es vegetariano y que el verano está a la vuelta de la esquina. Sin conocer el rencor, la envidia, la soberbia, la vanidad o la ira. Tan sólo alguna coz de vez en cuando a algún compañero de cuadra.
Y luego otro animal observándole. Con sus miedos, prejuicios, soledades, malos hábitos, con corbata en camiseta y dándole importancia a algo muchísimo menos importante que una zanahoria o un berro. Y creyendo en la comunicación no verbal entre burro y hombre. (Aunque sea una idea redundante, y digo redundante, que más de una y dos veces he leído "rebuznante" o "rebundante". Algo que no tiene nada que ver con el bello arte de la comunicación de los burros que transmiten sus conocimientos de generación en generación, el rebuznarte) Él lógicamente no me entendió aunque le hablé, tan sólo parecía decir: "me aburro". En cambio, yo a él le entendí que no le hiciera fotos, cosa que intuí al verle cómo intentaba comerse mi cámara.

4 comentarios:

  1. Anónimo09:03

    I-aaaahhhhh, i-aaaaahhhhhhhh, i-aaaaaaaaaaaaaaaaah

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  2. Anónimo10:33

    No seré yo, quien le ponga el rabo el burro....y menos con una venda en los ojos.
    juliobcn

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  3. Yusufffffff... éste es todo todito para ti

    Lo sé, lo sé... me prodigo poco en comentarios en esta tu blogocasa... Pero tú y un servidor ya nos entendemos...

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  4. * Anónimo, te entiendo perfectamente.

    * Julius, lo siento, pero me ha venido a la mente inmediatamente el chiste del tipo que ordeñaba a una vaca y como había muchas moscas no dejaba de mover el rabo. Él, cansado de los movimientos del rabo de la vaca, decide atarle la cola al techo con su cinturón. Cuando está subido en un taburete, atando con su cinturón el rabo de la vaca en el techo, entra su mujer. Y en ese preciso instante, ante la falta de cinturón, se le cae el pantalón... La escena habla por sí sola. Confianza de pareja...
    (Voy a hacer el blog del chiste fácil :( )


    * Rober, muchísimas gracias de nuevo por tan sorprendente premio. La verdad es que efectivamente, de una extraña manera, nos entendemos. Me encantaría que escribieras alguna vez más si te place. Saludos

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