martes, julio 01, 2008

Fuera penas, amargas como la hiel

-para María Isabel, con cariño-

En mi pecho, corazón,
late libre, sin temor.
Déjame ser verso de amor,
la devoción de un amigo.

Mucho tiempo sombra fuí,
en mí mismo me perdí.
De ti aprendí a ser la mano que da
sin recibir, generosa y leal.

¿Qué es la vida?
Absurdo trajín.
Dame alma, calor.
Ser tan limpios como la nieve que cae.

Todo tiene quien todo da.
Nada espero, nada sé,
nada tengo, sólo fe.

Y donde estemos, saber estar;
aunque sea ingenuo, no codiciar.
Nunca ceder ante la adversidad.
Quiero tener la alegría del que está en paz.

Mis cadenas he de romper;
fuera penas, amargas como la hiel

-El último de la fila, En mi pecho

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