Roma está muy presente estos días en Madrid con la interesante y evocadora exposición que la Fundación Canal le ha dedicado. Sin necesidad de exposiciones, la cultura romana, al igual que la norteamericana o la musulmana están presentes en nuestras mentes, por más que les pese a algunos. Hay líneas de pensamiento que nos surgen inconscientemente de esa influencia y nos sirven para explicar mejor ciertas situaciones cotidianas.
Ayer hablábamos de algunas personas que emergen como esculturas en nuestras relaciones personales. Personas a las que la vida les sonríe temporalmente y actúan con prepotencia, vanidad descontrolada y ligeros aderezos de soberbia. Personas que se olvidan de la prudencia y la humildad, valores que cotizan a la baja en esas dulces temporadas. En esa conversación surgió la figura del esclavo que le recordaba a César, en sus baños de multitudes tras alguna campaña victoriosa, aquéllo de "recuerda César que eres mortal, recuerda que eres mortal" .
Se puede llegar, ver y vencer y al poco tiempo perderlo todo. Ni las citas eran eternas, ni tampoco el César. Ni nosotros, ni ellos.
Ayer hablábamos de algunas personas que emergen como esculturas en nuestras relaciones personales. Personas a las que la vida les sonríe temporalmente y actúan con prepotencia, vanidad descontrolada y ligeros aderezos de soberbia. Personas que se olvidan de la prudencia y la humildad, valores que cotizan a la baja en esas dulces temporadas. En esa conversación surgió la figura del esclavo que le recordaba a César, en sus baños de multitudes tras alguna campaña victoriosa, aquéllo de "recuerda César que eres mortal, recuerda que eres mortal" .
Se puede llegar, ver y vencer y al poco tiempo perderlo todo. Ni las citas eran eternas, ni tampoco el César. Ni nosotros, ni ellos.
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