Uno de los dos tiene luz propia. El otro no deja de querer ser el foco de atención. Uno de ellos bailaba en borceguíes con un balón. El otro baila de noche con Paris Hilton. Uno de los dos sabe que la belleza está tanto en el interior como en el exterior. El otro cree que sólo es exterior. Uno de ellos enamora con sólo pensarle. El otro está enamorado de sí mismo sin pensar. Uno sabe que la derrota colinda con la victoria. El otro no. Uno es calvo, guapo, tiene brillo en la mirada y es el modelo a seguir de muchos niños en el mundo. El otro va engominado, lleva pendientes, tiene la mirada perdida en mil espejos y podría ser modelo... de pasarela.
Los dos, enormes futbolistas.
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Bueno, sí, también el "uno" danzarín del balón, calvo maravilloso, dió un cabezazo brutal con sangre negra al contrario porque perdía y le estaban picando. Menudo ejemplo para los niños, sí.
ResponderEliminarNo quiero decir que prefiera al niñato petardísimo balompédico, pero sí quiero matizar la imagen de los héroes, que son siempre, mortales.
Esa es la grandeza precisamente de los héroes, que son mortales. Todos fallamos, todos nos equivocamos, pero su mera presencia, su excelencia en lo que hacía era lo remarcable. El cabezazo fue un brochazo de oro macizo en el pecho de un macarra del fútbol que apeló a la familia para cubrir su carencia futbolística, mal respondido por Zinedine.
ResponderEliminar¿Has visto la firma de un tal Miami, en uno de esos lugares extraños de la red cibernética donde la gente grita? 8O
ResponderEliminarAbrazoides
Le da a todo como ves... pero este año habrá un Madrid-Barça igualado... en millonarios sobre el campo
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