Caminar entre secuoyas significa pasear entre maestros naturales de inarticulado discurso. No te guían de ninguna forma y te dejan ser a ti mismo el que extraiga el aprendizaje de sus enseñanzas, si quieres, ya que nunca te examinarán después. Aunque permanezcan en tu mente por su poder seductor y sus propias contradicciones, son siempre sutiles.
A pesar de poder llegar a vivir 3.000 años y a medir 120 metros, son tan frágiles como un junco, lo que les ha permitido sobrevivir a las manos del hombre, que no encuentra en su madera utilidad remunerativa, y que al mismo tiempo les hace no poder aguantar su propia grandeza en ocasiones.
Maravillosas.
viernes, noviembre 14, 2008
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Experiencia, madurez y largura ... y por si fuera poco, anchura,tela. :D
ResponderEliminarNo he visto nada igual en mi vida, debe impresionar pasear por ahí. ¿Osos quizás, por esa zona?
saludos
¡¡¡A-C-O-J-O-N-A-N-T-E!!!
ResponderEliminarJulius, impresionan realmente. Te superan. Uno de estos momentos en los que el pecho te aprieta, al menos a mí. Sobretodo cuando puedes disfrutarlas sin turistas alrededor y las escuchas. Y sí, efectivamente había osos por allí aunque el único que vimos comer tranquilamente al echarse la tarde era un cachorro precioso.
ResponderEliminarRober, así es. No hay otras palabras.
bonitas fotos, bonitos árboles, bonito viaje
ResponderEliminarcomo dijo aquel un día, what a night, what a city ...
What a tree!!!
ResponderEliminarAbrazos Taz
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